Cuando se está en el Zócalo de la Ciudad de México algo emblemático, que definitivamente no pasa desapercibida por su imponencia y belleza arquitectónica es la Catedral Metropolitana, por lo general los transeúntes cotidianos no la observan detenidamente sino a prisa y qué decir de los turistas extranjeros, en sus ojos se refleja la sorpresa e inquietud de querer adentrarse en ella.
En su interior se resume todo el arte de la Colonia, su construcción tardó casi tres siglos por lo cual diversos estilos desembocaron en la Catedral de México desde el neoclásico, barroco y churrigeresco entre otros más, esto permite observar a los curiosos visitantes, la armonía lograda por los artistas involucrados en su creación.
Por si fuera poco la Catedral además de tener un vasto arte en su estructura cuenta con dos instrumentos de música majestuosos, los Órganos Barrocos, uno en el lado del evangelio y otro en el lado de la epístola, los órganos mexicanos conservaron las características clásicas de los españoles del siglo XVII, sin embargo tienen detalles autóctonos que los hacen destacar universalmente.
Siendo piezas musicales únicas e irrepetibles la Academia Mexicana de Música Antigua para órgano, realiza anualmente el Festival Internacional de Órgano Barroco el cual surgió en 1993 para preservar, recuperar y difundir la cultura sonora de este instrumento en nuestro país. Gracias a esto se logra reunir el interés musical de todo tipo de personas sin importar su dogma, presencian los recitales gratuitos que ofrecen importantes organistas nacionales y extranjeros durante una hora.
Los contrastes acústicos escuchados en cada sonido hacen que nos transportemos a la época de las dinastías, pudiendo imaginar aquél contexto dogmático y un tanto cruel con la sociedad, también hacen insinuación a los comportamientos refinados pero más allá de eso estimula a pensar sobre la sabiduría increíble contenida en los instrumentistas que ejecutaban y ejecutan actualmente los órganos.
Las piezas duran alrededor de cuatro minutos cada una, el órgano que ofreció el concierto nocturno fue el ubicado en el lado de la epístola, no había lugar disponible en ninguna de las bancas de madera, paulatinamente el lugar se fue llenando cada vez más al grado de encontrarse a su paso, jóvenes o señores sentados y recostados en el piso de la catedral, con los ojos cerrados, concentrados y viajando a través de los sonidos que por momentos parecían lúgubres, llenos de intensidad, de pronto también proporcionando a la imaginación el encuentro de seres sobrenaturales con personalidad elegante y enigmática amenazando a la raza humana justo al caer la noche.
Este templo cristiano está lleno de misterios y descubrimientos religiosos como los Ídolos Aztecas ocultos en el extremo poniente, deidades que representan días de sacrificios y guerras floridas, terminados en 1521 con la conquista de la Gran Tenochtitlán perpetrada por Hernán Cortés. Vale la pena acercarse a conocer algunos datos curiosos e interesantes que a simple vista la Catedral Metropolitana no puede contar pero que si te detienes un par de horas te puede encantar.
S.E.A.S.
@junkieprana
